EL HOSPITAL DE NIÑOS YA ENTREGA ACEITE DE CANNABIS MEDICINAL A SUS PACIENTES.

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Es para niños con epilepsia refractaria. En marzo, el Alassia comenzó a entregar el medicamento comprado a un laboratorio privado. Desde octubre hace lo propio con el fármaco elaborado en el LIF de Santa Fe.

Junto al desarrollo del laboratorio farmacéutico provincial, la ampliación del sistema de atención primaria de la salud y la postura favorable a la interrupción voluntaria del embarazo, la autorización del uso, la producción pública y la distribución gratuita de aceite de cannabis con fines medicinales es una de las políticas públicas de salud más trascendentes de la última década en Santa Fe.

En un hecho histórico, en materia de derecho al acceso a la salud, el hospital de Niños Orlando Alassia, de la ciudad de Santa Fe, comenzó a entregar aceite de cannabis a sus pacientes.

 Se trata de niños que tienen epilepsia refractaria. En un principio, el propio hospital adquiría el aceite Canvupidiol del laboratorio Alef, pero desde el mes de octubre comenzó a entregar el medicamento elaborado por el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) de Santa Fe.

 Leer más â–º Usuarios de cannabis medicinal de Santa Fe ya tienen disponible el aceite de cannabis elaborado por el LIF

 En diálogo con Aire Digital, la jefa de Neurología Infantil y la titular del área de farmacia del hospital Orlando Alassia, Viviana Ríos y Agostina Amherdt respectivamente, explicaron en qué casos se utiliza el cannabis dentro de los tratamientos, destacaron que se trata de un medicamento eficaz y seguro y resaltaron la capacitación médica en el uso de cannabis.

 “Tenemos en seguimiento pacientes con epilepsia refractaria, que padecen convulsiones que no se controlan con los fármacos habituales, y como parte del tratamiento en niños hay estudios científicos que han aprobado el uso de cannabis”, señaló Ríos, quien precisó además que “cuando empezaron a aparecer esos estudios, pudimos saber qué tipo de epilepsia era sensible al tratamiento con cannabidiol y determinar los efectos adversos y las dosis correspondientes”.

 “Luego de varios estudios se ha determinado que existen receptores en las neuronas para los cannabinoides (sistema endocannabinoide) y hay algunos tipos de epilepsias específicas que tendrían buenas respuestas al activar ese receptor que recibe al cannabinoide”, explicó la profesional.

 Por su arte, Agostina Amherdt advirtió que el cannabis de ninguna manera reemplaza a otros fármacos dentro de un tratamiento. “El cannabis no va a reemplazar a todos los otros fármacos anticonvulsivantes. Actúan en conjunto. El cannabis es un complemento. Lo que puede lograr es que de a poco se puedan ir disminuyendo los otros fármacos, pero de ninguna manera al paciente se les sacan los anticonvulsivantes y queda solo con cannabis”, explicó.

 En la misma dirección, Ríos agregó: “El cannabis trabaja en sinergia con los otros fármacos. El cannabis viene a darnos la posibilidad de atacar la epilepsia desde múltiples lados. Son todos soldaditos que nos ayudan a combatir las crisis”.

 Para tener una idea sobre la complejidad de la epilepsia en los chicos, hay que comprender que la epilepsia es una enfermedad en un cerebro en construcción. “No es lo mismo que un adulto, que ya tiene construido su sistema neuronal y su cableado. El niño se está cableando”, resumió la especialista en neuropediatría.

 Luego, Amherdt destaco el rol del laboratorio público. “Podemos trabajar con aceite del LIF porque el producto es estandarizado y aprobado por el Ministerio de Salud. Eso nos permite dosificar. Sino, no sabemos qué composición tiene el medicamento”, sostuvo.

El cannabidiol que entrega el LIF es importado de los Estados Unidos y se procesa en el laboratorio provincial. “Eso se hace bajo protocolos farmacéuticos exigidos, con controles de calidad de la materia prima y del producto terminado, que es analizado por la UNL. Eso nos da la seguridad que estamos dispensando a nuestros pacientes un medicamento que es seguro, eficaz y de calidad”, enfatizó.